Ramírez, R. T. (2000), “Pequeñas crónicas
del inicio de los grandes días o la educación ambiental ya despegó”, en Educación ambiental. Aproximaciones y
reintegros, México, Ediciones Taller Abierto, pp. 51-60.
Como todo texto
expositivo/argumentativo/académico con un enfoque didáctico/educativo que se
respete, este capítulo del Maestro Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán parte de una
pregunta detonadora: “¿Qué podemos hacer en educación ambiental?” para, a
partir de ella, narrar diversas anécdotas sobre los esfuerzos que, desde varios
sectores y con diferentes motivos y resultados, hubo durante la década de los
años 90 en México en relación con nuestro campo de estudio (de ahí el título
del texto).
La
narración de estas crónicas va respondiendo a palabras clave que representan
acciones determinadas llevadas a cabo durante el periodo de tiempo mencionado, relacionadas
con la educación ambiental, casi todas ellas fincadas en buenas intenciones de
“querer hacer algo ante el desasosiego de ver una educación, una sociedad y un
mundo” (Ramírez: 51) afectados por el
modelo civilizatorio imperante.
Así,
la primera crónica, titulada “La madre y la guía”, basa su relato en la palabra
interés: poco interés por parte de
las instituciones que no hacen un uso y fomento adecuado de un buen material de
estudio en educación ambiental; interés
del maestro que intenta hacer uso de ese material como puede; interés de una
alumna por titularse con base en el susodicho material y la ayuda del maestro.
La parte titulada “¿Cómo se construye un museo con gotas de rocío?” se basa en
la palabra creatividad: narra cómo,
en Mexicali, varios científicos soñadores hicieron gala de creatividad para
proponer estrategias de educación ambiental; en “La regleta contra el tablón”,
la palabra clave pareciera ser innovación
y muestra cómo la educación ambiental puede romper con estructuras y acciones
anquilosadas y añejas en búsqueda del logro de sus objetivos; “El diplomado en
Domingo” se basa en la idea de seducción
y expone cómo la educación ambiental puede hacer precisamente eso: seducir,
como en el caso de Domingo Zamora; la crónica “Los Tuxtlas: experiencia de
reforestación” puede resumirse en la palabra magia y es una evidencia de cómo la educación ambiental puede crear
magia para superar a la burocratización; finalmente, podríamos sintetizar la
parte titulada “Los medios o el agua como leche derramada” con la palabra esperanza, en el sentido (y sueño) de
que los medios de comunicación puedan representar una plataforma importante de
educación ambiental, tema particularmente interesante y definitorio para quien
esto escribe.
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