Morin, E. (1993),
“La agonía planetaria”, en Tierra Patria,
Barcelona, Kairós, pp. 75-119.
A semejanza del
texto de Toledo, “Modernidad y Ecología”, en “La agonía planetaria” de Morin
hay también un desencantamiento por el modelo civilizatorio en el que vivimos y
una aceptación clara y directa de que existe una crisis en el mismo. Pero a
diferencia del capítulo de Toledo, en éste no hay tanto una propuesta clara
para contrarrestar dicha crisis, sino que, sobre todo, se caracteriza
profusamente tal crisis: aquí, el lector experimenta una sensación de
desesperanza ante el estilo crítico, desafiante y apodíctico de Morin.
En esta caracterización de la
crisis civilizatoria iniciada en el siglo XX, Morin clasifica las diversas
partes de la misma, y en varias de ellas coincide con Toledo: en primer lugar,
la economía mundial que es aislada, desequilibrada y alejada de las culturas
tradicionales y su sabiduría. En pocas palabras, según el autor, tenemos una
economía que ha afectado a la biosfera y a la psicoesfera, provocando daños en
la naturaleza y la propia convivencia humana.
En segundo lugar, el desajuste
demográfico mundial. Y no es que Morin adopte las teorías de Malthus, sino que
más bien reflexiona en el desajuste como la evidencia de una mala
administración de los recursos, dado que “el crecimiento del mundo pobre, más
poblado que el mundo rico, domina la disminución de éste” (p. 79). Por ello, el
autor insiste en contextualizar tal crecimiento demográfico y no verlo como un
fenómeno aislado de la economía, la política y la cultura. En tercer lugar, la
crisis ecológica, evidente en las degradaciones ecológico-ambientales locales y
globales que se agudizaron a partir de los años 80 del siglo pasado y que
muestran que el modelo civilizatorio actual piensa en el desarrollo como algo
separado del medio ambiente.
En
cuarto lugar, la crisis del desarrollo, que en realidad engloba a los factores
anteriores. La frase que Morin acuña en la página 82 es clara: “El problema del
desarrollo choca de lleno con el problema cultural/civilizador y el problema
ecológico”. Éste es el punto de partida que utiliza el autor para, en adelante,
describir los problemas y situaciones que ha provocado esta crisis del
desarrollo. Para ello, Morin hace un breve recorrido por las diversas nociones
de “Patria”, concepto clave en este capítulo pues a partir de él también se
explican muchas de las características de la crisis civilizatoria: el
nacionalismo absurdo y la balcanización, por ejemplo.
En el
resto del texto Morin realiza, de manera magistral y con un estilo de escritura
que atrapa, la radiografía de la crisis civilizatoria: los errores del
“progreso”, la división de los estados-nación, el desprecio por las culturas
indígenas y ancestrales, el crecimiento desmedido de los monstruos urbanos, el
consumismo degradante, la ceguera de la tecno-ciencia, en fin… todos los
problemas cotidianos que llevan al autor a preguntarse si, más que crisis,
estamos en una agonía planetaria y si tarde o temprano se construirá una
conciencia global al respecto.
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