Benítez, Nancy
(2009), “Nuevos contenidos para la educación ambiental”, en Educación ambiental y formación docente.
Resistencia y esperanza, México, UPN 095, pp. 39-58.
Con un estilo
fresco y sencillo (pero no simple), este texto tiene una clara intención
proponente: ideal, me parece, para quienes empezamos a involucrarnos con el
campo de la educación ambiental, ofrece ideas detonadoras para investigaciones
acerca de temas ambientales específicos que pueden trabajarse desde la práctica
docente.
Para llegar a esta propuesta, la
autora primero plantea conceptos que contextualizan a la educación ambiental
como un discurso emergente, originado por la crisis del actual modelo
civilizatorio y después nos calara cómo entender lo que es un contenido
ambiental, a partir de la concepción de ambiente aportada por Gilberto
Gallopin. Así, para Nancy Benítez, “un contenido ambiental, pedagógicamente
hablando, es un tema o problema que permite mirar, cuestionar, aprender,
comprender y reflexionar acerca de un sistema específico (…) y sobre las
múltiples relaciones que conforman su ambiente”; la definición se complementa
con una invitación a actuar, algo
coherente con el hecho de que en el concepto abunden los verbos.
Con base en esta definición,
Benítez realiza una caracterización de los contenidos ambientales, en la que se
involucran acciones y actitudes como la reflexión, la práctica, la
historización, la investigación, la acción y el diálogo. Resalta la
característica que señala que un contenido ambiental es un fenómeno complejo y
por lo tanto debe trabajarse con un pensamiento complejo, una clara influencia
de Edgar Morin.
Hay dos conceptos clave para
entender la dinámica de los contenidos de educación ambiental, que son:
prácticas y objetos (y que son trabajados continuamente por la autora en sus
clases). Ellos son los que le dan
sentido a el trabajo y desarrollo de tales temas, los cuales pueden abarcar un
sinfín de actividades humanas.
Es en esta parte del texto en el
que Nancy Benítez realiza su propuesta de temas o contenidos que pueden
desarrollarse en la educación ambiental y que pueden guiar investigaciones
documentales y de campo, intervenciones educativas o clasificaciones de
problemas relacionados con el ambiente. Los contenidos propuestos por la autora
son: alimentación, vivienda, juegos, formas de comunicación (algo que me parece
indispensable en nuestro mundo globalizado), la migración, el vestido, los
medios de transporte, el trabajo, el intercambio de bienes y servicios, las
fiestas y las aspiraciones. Obviamente, no son los únicos contenidos que pueden
trabajarse en educación ambiental, pero esta propuesta puede servir como
detonador para generar otras.
El texto finaliza con una
reflexión de la autora en el sentido de que es responsabilidad del educador
ambiental el abordaje y desarrollo de estos contenidos, llevando a cabo
acciones que le permitan entender, reflexionar, conocer, experimentar e
investigar sobre los ambientes en los que se mueve para, a partir de ello, actuar.