Toledo, V. (1992),
“La cara oculta de la Luna. La perspectiva ecológica y los problemas del tercer
mundo”, en UPN 095 (1994), Educación
ambiental. Constitución de un objeto de estudio. Antología, México, UPN,
pp. 58-67.
Como antecedente
de su libro El planeta nuestro cuerpo,
Toledo realiza en este texto un acercamiento a lo que en trabajos posteriores
analizará con mayor detenimiento y conocimiento de causa: la crisis del modelo
civilizatorio actual. A la distancia (veinte años después), este artículo
de Toledo no parece tan lejano, dado que ya desde los años 90 del siglo pasado
podía advertirse la crisis ecológica/civilizatoria que nos aqueja, por lo que
“La cara oculta de la Luna” puede considerarse como un buen cimiento de lo que
el propio autor ha ido construyendo en los años posteriores, en cuanto a
conocimiento y reflexión.
Una de las primeras ideas que me
parecen rescatables de este texto es la observación que el autor hace con
respecto a la interdisciplinariedad y cómo las ciencias naturales y las
sociales/humanísticas han entrado nuevamente en contacto. Esta realidad es
palpable precisamente en la Educación Ambiental, donde ambos tipos de ciencias
son la base del conocimiento.
El contenido del artículo versa,
sobre todo, en el mundo rural de las sociedades occidentales y en cómo es
precisamente este ambiente el que más ha sufrido las consecuencias del modelo
civilizatorio. La metáfora de “la cara oculta de la Luna” hace referencia,
precisamente, a cómo se ha dejado de lado el estudio y análisis de la relación
entre el sector rural de las sociedades y su relación con la naturaleza, toda
vez que casi siempre se le ve como el sostén del mundo urbano/industrial. Es
así como el autor aclara que el mundo rural tiene una doble relación (o feedback): con el mundo industrializado
y con la naturaleza. Para el análisis de esta realidad, Toledo reconoce los
aportes de la “relativamente nueva” ciencia ecológica y hace uso de la teoría
de sistemas, entendiendo a la naturaleza como un conjunto de sistemas.
Toledo profundiza en su análisis
por medio del uso de más metáforas, como la “alegoría del pastel”, en la que
ubica al mundo rural en medio de la naturaleza (la cual está debajo) y del
sector urbano/industrial (el cual está arriba), explicando así que la presión
de las dos partes superiores necesariamente afectarán a la base, que es lo
natural, originando así una crisis ecológica que, como aclara posteriormente el
autor, es en realidad una crisis civilizatoria.
El texto utiliza además
conceptos operacionales como la eficiencia ecológica, el desarrollo sostenido o
economía ecológica para después mencionar las características de la crisis
civilizatoria y dar ejemplos concretos. Al final, se propone al lector una
reflexión en el sentido de pensar en que el contexto actual genera una
responsabilidad ineludible en el ser humano.
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